El ultimátum del presidente de Estados Unidos a un importante grupo terrorista concluyó el domingo sin señales claras de aceptación por parte de la organización. La Administración estadounidense había propuesto un conjunto de condiciones que, de ser aceptadas, buscarían poner fin a una serie de conflictos prolongados. El plazo fue establecido como medida para presionar al grupo, cuya negativa podría escalar las tensiones internacionales y provocar una respuesta contundente del gobierno estadounidense.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos y la presión ejercida, parece que la propuesta no convenció al grupo, que aún no ha hecho una declaración oficial sobre su postura. Expertos en relaciones internacionales advierten de posibles repercusiones en caso de una respuesta negativa, lo que podría llevar a una intervención más directa por parte de Estados Unidos. La comunidad internacional sigue atenta, esperando que se encuentre una solución pacífica que evite un conflicto de mayores proporciones.
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