El movimiento islamista Hamás llevó a cabo una controvertida ceremonia en Gaza al entregar cuatro ataúdes de rehenes israelíes muertos al Comité Internacional de la Cruz Roja. Los cuerpos de Shiri Bibas, sus hijos Ariel y Kfir, y el octogenario Oded Lifshitz fueron retenidos por milicianos de Hamás, las Brigadas de los Muyahidín y la Yihad Islámica. La ceremonia, realizada en Bani Suheila cerca de Jan Yunis, fue cargada de simbolismo y propaganda contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien se le acusaba de haber provocado las muertes durante los bombardeos israelíes tras el secuestro de los rehenes en el ataque del 7 de octubre de 2023. En el escenario, los ataúdes fueron exhibidos junto con réplicas de misiles y mensajes acusando a Netanyahu de crímenes de guerra, lo que subrayaba la tensión y el dolor en la región, al tiempo que reflejaba una estrategia de guerra propagandística al implicar a Estados Unidos a través de la exhibición de armamentos.
La ceremonia fue seguida de cerca por cientos de gazatíes y se produjo en un contexto de alto el fuego con la entrega de rehenes vivos retrasada. A pesar de los esfuerzos del personal de la Cruz Roja por mantener la ceremonia en privacidad, la exposición de los ataúdes fue evidente ante las cámaras, con música nacionalista y religiosa como telón de fondo. Hamás emitió un comunicado responsabilizando al gobierno israelí de las muertes y destacando la importancia de los canjes de prisioneros para evitar más pérdidas humanas. El presidente israelí, Isaac Herzog, expresó su pesar por la situación, mientras que los cadáveres fueron posteriormente trasladados al Centro Nacional de Medicina Forense en Abu Kabir, cerca de Tel Aviv, para proceder con los ritos funerarios. La situación sigue siendo tensa, con la guerra y las negociaciones de paz en un precario equilibrio.
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