Hamás ha respondido al plan de paz para Gaza presentado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aceptando liberar a los últimos rehenes, de los cuales solo 20 están con vida, y acordando que un gobierno tecnocrático palestino administre el territorio. Sin embargo, el grupo islámico evita abordar puntos conflictivos como el mecanismo internacional de supervisión liderado por Trump o el desarme de su milicia. Trump ha celebrado la respuesta como un paso hacia la paz y ha instado a Israel a detener los bombardeos para facilitar la liberación segura de los rehenes. A pesar de la presión y el ultimátum estadounidense, Hamás busca evitar medidas drásticas al mostrar gratitud por los esfuerzos internacionales y del presidente estadounidense.
La Casa Blanca ha anunciado que Trump dará un mensaje institucional desde el Despacho Oval. Mientras, Hamás, debilitada y sin muchos aliados, expresa su disposición a cooperar bajo ciertas condiciones, exigiendo el cese de operaciones militares para gestionar el intercambio de prisioneros y rehenes. Israel, por su parte, acordaría excarcelar a 1,700 gazatíes y entregar cuerpos de gazatíes a cambio de los restos de los rehenes fallecidos. Aunque Hamás acepta un gobierno técnico provisional, no menciona la supervisión internacional ni el desarme. Esta respuesta es la primera oficial a la propuesta de paz de Trump, que incluye un plazo de 72 horas para la liberación de los rehenes, bajo posibles nuevas modificaciones tras las intervenciones recientes de Trump y Netanyahu.
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