Enfrentando una crisis sanitaria, las autoridades de Haití han lanzado una campaña vital para combatir la rabia, aliándose con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) después de varios trágicos incidentes recientes. En julio, en la localidad de Butête, un niño de solo nueve años, Jonas, murió tras ser mordido por un perro callejero. La mordedura, inicialmente considerada leve, no recibió atención médica adecuada, resultando en síntomas severos de rabia como espasmos musculares e hidrofobia.
Este lamentable caso es solo uno de los cuatro fallecimientos reportados en lo que va del año en Haití, un país agobiado por crisis políticas, económicas, y un deficiente acceso a servicios de salud. Entre 2022 y 2024, más de 8,000 casos sospechosos en perros han sido investigados, reflejando el continuo riesgo que representa esta enfermedad.
El Ministerio de Salud Pública, con el apoyo de la OPS, ha puesto en acción la Red Nacional de Vigilancia para prevenir más casos tras la muerte de Jonas. Equipos de respuesta se han desplazado a la comunidad para monitorear a posibles expuestos y subrayar la urgencia de intensificar la vacunación canina y humana.
Desde agosto, una campaña de vacunación ha comenzado con el objetivo de inmunizar a aproximadamente 140,000 perros, abarcando tanto animales domésticos como callejeros. Junto a ello, se han desplegado esfuerzos para sensibilizar a la población sobre la prevención de la rabia. La capacitación de personal clínico y el uso de tecnología móvil para registrar la vacunación han sido elementos clave en esta estrategia.
La OPS enfatiza que la vacunación de perros es fundamental para proteger a las comunidades, especialmente a los niños, subrayando que la rabia es completamente prevenible. Con la meta de alcanzar una cobertura vacunal del 80 % en la población canina, se espera reducir significativamente la circulación del virus.
No obstante, Haití enfrenta grandes desafíos, entre ellos la inestabilidad social y la falta de recursos. La rabia sigue siendo una de las enfermedades zoonóticas más mortales a nivel mundial, con unas 59,000 muertes anuales, principalmente en niños. Aunque en América ha disminuido la transmisión por perros, la situación en Haití resalta la necesidad urgente de enfrentar este problema sanitario con medidas efectivas.