En el segundo festejo de los Sanfermines, Guillermo Hermoso de Mendoza se destacó al cortar el rabo del último toro, dejando en alto el legado de su padre, Pablo Hermoso de Mendoza, quien no estuvo presente en el cartel por primera vez en 27 años. Guillermo brilló en la plaza de Pamplona con una actuación memorable, destacando especialmente en su enfrentamiento con «Veleto», un toro que mostró gran bravura. Montando a «Berlín», Hermoso ejecutó una faena vibrante y técnica, culminando con un rejonazo que le valió la salida a hombros, un logro que marcó el comienzo de su camino en solitario en el mundo del rejoneo.
Por otro lado, el navarro Roberto Armendáriz consiguió una oreja con su segundo toro tras una labor correcta, mientras que la francesa Lea Vicens, en su debut en Pamplona, tuvo una actuación desafortunada. Vicens lidiaba con toros del hierro de El Capea y, a pesar de la movilidad de los astados, no logró conectar con el público ni en las banderillas ni al matar, cerrando la jornada sin trofeos. La temperatura agradable y un aforo lleno, unos 19.000 espectadores, enmarcaron una tarde que consolidó a Guillermo Hermoso de Mendoza como una promesa del rejoneo, continuando así el legado familiar en el ruedo pamplonés.
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