Durante la Feria Internacional del Libro de Monterrey, el autor y guionista mexicano Guillermo Arriaga, de 65 años, defendió fervientemente la libertad creativa en un entorno que considera cada vez más restringido por normas de corrección política y censura moral impuesta. Recordó cómo, a pesar del escepticismo inicial, su célebre película «Amores perros» no solo superó expectativas, sino que se convirtió en un clásico del cine mexicano. Arriaga recalcó que la imposición de preocupaciones morales puede asfixiar el arte, citando a Gabriel García Márquez como ejemplo de la importancia de mantener la obra libre de panfletos ideológicos. Para él, la subversión y la profundidad de la ficción son esenciales, y advirtió contra la censura actual que amenaza la diversidad de ideas en las obras literarias.
Arriaga también expresó su inquietud sobre la creciente influencia de la tecnología, en particular la inteligencia artificial, en las industrias creativas, planteando dudas sobre la capacidad de las máquinas para replicar la experiencia humana auténtica. En un espacio marcado por la promoción tecnológica, el autor abogó por la importancia de la sensibilidad y la experiencia vivida como la verdadera esencia de la creatividad, defendiendo que, a pesar del avance de la inteligencia artificial, la experiencia humana sigue siendo insustituible. En tono de broma, destacó cómo la extensión de sus novelas, que superan las 700 páginas, es una forma de protesta contra la inmediatez y efimeridad que caracterizan la época actual, incentivando a los lectores a dedicar tiempo y reflexión a sus obras.
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