La brigada canina, en operación desde hace 80 años, juega un papel crucial en la búsqueda de restos humanos y la identificación de acelerantes de fuego en escenarios de investigación. Estos perros altamente entrenados emplean su agudo sentido del olfato para detectar pistas que serían imperceptibles para los humanos. Su eficacia en el campo de trabajo se debe no solo a su instinto natural, sino también a un riguroso régimen de entrenamiento que los prepara para enfrentar diversas situaciones. Los animales son motivados principalmente por el sistema de recompensas, que consiste en premios cada vez que logran detectar un indicio correcto durante las prácticas o investigaciones reales.
La longevidad de esta unidad refleja el continuo éxito y la importancia de los perros en casos complejos donde la tecnología aún no puede igualar la sensibilidad de sus capacidades olfativas. Las fuerzas de seguridad valoran inmensamente esta colaboración canina, ya que su intervención frecuentemente marca la diferencia en el avance de investigaciones críticas. Estos animales no solo son parte integral de la brigada, sino también compañeros valiosos para los agentes, quienes desarrollan vínculos con ellos, facilitando así un trabajo en equipo armonioso y eficaz en situaciones de emergencia.
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