Cada año, el cielo nocturno se ilumina con el espectáculo de las Perseidas, conocido también como las «lágrimas de San Lorenzo». Este fenómeno astronómico alcanza su máximo esplendor la noche del 12 de agosto, cuando millones de partículas desprendidas del cometa Swift-Tuttle atraviesan la atmósfera terrestre a una velocidad de 60 kilómetros por segundo, creando destellos luminosos. El cometa, descubierto en 1862, completa su órbita alrededor del Sol cada 133 años. Los expertos, como César González del Planetario de Madrid, explican que estas partículas se desintegran al chocar con la atmósfera, produciendo los espectaculares trazos luminosos visibles en el cielo. Sin embargo, este año la observación del espectáculo se verá afectada por la luz de la luna llena, que dificultará la visibilidad de los meteoros.
Para disfrutar mejor de la lluvia de meteoros, se recomienda observar desde lugares con poca contaminación lumínica, como áreas rurales o montañosas. En regiones como Canarias, las cumbres de Tenerife y La Palma ofrecen condiciones óptimas. Los expertos sugieren evitar el uso de instrumentos de aumento como telescopios o prismáticos, y en cambio, optar por observar a simple vista desde una tumbona o manta en el suelo. A pesar de las dificultades que plantea la luz lunar, el evento sigue siendo una oportunidad valiosa para conectar con el universo y disfrutar de uno de los fenómenos astronómicos más esperados del verano.
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