Las perseidas, conocidas popularmente como las «lágrimas de San Lorenzo», iluminarán nuevamente el cielo nocturno al alcanzar su máximo esplendor el 12 de agosto. Este fenómeno astronómico, apreciado desde el hemisferio norte, se origina en la cola del cometa Swift-Tuttle, descubierto en 1862. Al entrar en contacto con la atmósfera terrestre, los fragmentos desprendidos del cometa se desintegran, generando destellos luminosos. Sin embargo, este año la visión de esta lluvia de meteoros estará obstaculizada por la luz de la luna llena, lo que podría reducir la cantidad de meteoros visibles.
Para disfrutar de las perseidas en su plenitud, los expertos recomiendan alejarse de las áreas con contaminación lumínica, como las ciudades, y optar por zonas rurales o montañosas con cielos despejados. En España, las cumbres de las islas Canarias son especialmente favorables para la observación. Tanto César González del Planetario de Madrid como Miguel Rodríguez Alarcón del Instituto de Astrofísica de Canarias sugieren observar el evento a simple vista, evitando el uso de telescopios o prismáticos que podrían limitar el campo visual.
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