El suelo porcelánico de efecto madera, cada vez más común en España, combina atractivo visual y facilidad de mantenimiento gracias a su baja porosidad. Su limpieza adecuada comienza desde la instalación, removiendo manchas de pintura, cal y cemento con una mezcla de agua templada y fregona. Para el mantenimiento diario, basta una mopa para el polvo y una mezcla de jabón neutro y agua para limpiezas profundas. Las manchas rebeldes pueden tratarse con vinagre de manzana diluido, y se sugiere evitar barnices y ceras destinadas a madera. Las juntas se limpian con una solución de agua y potasa, mientras que el secado cuidadoso con una mopa seca previene marcas de agua. Alfombras en áreas de alto tránsito protegen el suelo, reduciendo desgaste y arañazos.
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