Las entidades financieras están adoptando una postura más flexible al otorgar hipotecas, especialmente a aquellos clientes que demuestran solvencia económica y estabilidad. Si un solicitante puede afrontar sin inconvenientes los pagos hipotecarios, presenta estabilidad laboral y tiene pocas deudas pendientes, es probable que la entidad le conceda el financiamiento del 100% del valor de la vivienda. Este enfoque facilita el acceso a la propiedad, eliminando la barrera del pago inicial que muchos compradores solían enfrentar.
El contexto económico actual, caracterizado por tasas de interés relativamente bajas y una competencia creciente entre las instituciones financieras, ha impulsado esta tendencia. Las entidades buscan atraer a clientes solventes ofreciéndoles condiciones más favorables para asegurar su fidelidad a largo plazo. Sin embargo, se mantiene un análisis riguroso de la capacidad de pago del cliente para minimizar riesgos, asegurando que estos préstamos sean sostenibles tanto para los bancos como para los prestatarios.
Leer noticia completa en El Mundo.