Las autoridades de Irán han llevado a cabo la ejecución de Mohamad Amin Mahdavi Shayesteh, señalado como líder de una red de espionaje supuestamente vinculada al Mossad, el servicio de inteligencia de Israel. Mahdavi fue ahorcado tras la confirmación de su condena por el Tribunal Supremo, que lo halló culpable de gestionar la red y coordinar operaciones encubiertas. Esta drástica medida ocurre en un contexto de creciente tensión entre Teherán y Tel Aviv, intensificada por la reciente participación de Estados Unidos, que llevó a cabo un bombardeo sobre instalaciones nucleares iraníes durante el fin de semana.
En respuesta a las acciones estadounidenses, Irán ha denunciado que Washington ha «iniciado una guerra peligrosa» y ha subrayado que considera «todas las opciones» disponibles para su defensa. La escalada de hostilidades plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la región, donde las tensiones entre estos actores han mostrado señales de agravarse en los últimos días. La situación continúa desarrollándose, con repercusiones que podrían afectar profundamente la dinámica geopolítica en Medio Oriente.
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