Las autoridades locales han llevado a cabo el desalojo de 50 mujeres adultas que residían en el hogar Nuestras Raíces, una entidad destinada principalmente al cuidado de niños, niñas y adolescentes en situación vulnerable. La medida se produjo después de una serie de reportes que indicaban situaciones inadecuadas en el espacio compartido, levantando preocupaciones sobre la capacidad del centro para garantizar la seguridad y el bienestar de los menores. Se ha confirmado que la acción se ejecutó bajo estrictas medidas de seguridad y como parte de un esfuerzo más amplio para mejorar las condiciones de vida y atención dentro del hogar, alineándose con las pautas internacionales de protección infantil.
La operación de desalojo ha generado un debate considerable entre organizaciones defensoras de los derechos de la mujer y de la infancia, quienes señalan la necesidad de encontrar soluciones que no solo protejan a los menores sino que también consideren las circunstancias de las mujeres afectadas. Según fuentes oficiales, las autoridades trabajan para reubicar a las mujeres desalojadas en lugares donde puedan recibir el apoyo y la asistencia necesarios, al mismo tiempo que se esfuerzan por fortalecer los programas de protección infantil en el hogar Nuestras Raíces. Los críticos piden una mayor transparencia en los procesos y una revisión exhaustiva de las políticas que rigen estos centros de acogida.
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