La actual situación en torno a la continuidad de García Ortiz al frente de la Fiscalía ha generado un intenso debate dentro del gobierno español. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha optado por trasladar la responsabilidad de esta decisión al propio fiscal, sugiriendo que sea él quien elija entre renunciar o mantenerse en el cargo. Por otro lado, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se muestra indeciso sobre la situación, sin pronunciarse claramente a favor o en contra de la continuidad de García Ortiz. Esta incertidumbre refleja las diversas posturas y tensiones en el seno del Ejecutivo.
Mientras tanto, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha manifestado su postura a favor del cese de García Ortiz, argumentando que es una medida de «sentido común». En contraste, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, cuestiona la conveniencia de su permanencia, señalando que su continuidad «no es estética». Estas opiniones dispares subrayan las divisiones internas y la falta de consenso sobre el futuro del fiscal en un momento crítico para el gobierno.
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