Austria se encuentra en estado de shock tras una trágica masacre en un instituto de Graz, donde un exalumno de 21 años, identificado como Arthur A., abrió fuego, dejando un saldo de diez muertos. El ataque se produjo el martes cuando el joven ingresó armado con una pistola y un rifle de largo alcance en su antigua escuela. Durante el registro de su vivienda, la policía halló una bomba casera no operativa y una carta de despedida dirigida a sus padres, lo que ha suscitado una profunda preocupación sobre su estado mental previo a la tragedia.
Este incidente se suma a un alarmante aumento de tiroteos en escuelas europeas, acentuando un creciente problema de violencia en entornos educativos. En el mismo día, un ataque en Francia resultó en la muerte de una vigilante escolar a manos de un estudiante de 14 años. Estas tragedias recientes reavivan el debate sobre la seguridad en los colegios y la necesidad de políticas más efectivas para prevenir la violencia armada, recordando a Europa los trágicos eventos del pasado, como el ataque en Dunblane en 1996 o la masacre de Winnenden en 2009.
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