En un hito importante para la industria tecnológica, Google Quantum AI sigue avanzando en su ambición de construir un ordenador cuántico verdaderamente útil. Doce años después de su fundación, la empresa mantiene su enfoque en resolver problemas que hoy son intratables, respaldando esta misión con dos anuncios significativos.
El primero de ellos es la integración del equipo de Atlantic Quantum, una startup oriunda del MIT, que trae consigo una novedosa pila de chips modular. Esta tecnología incorpora electrónica de control superconductora directamente en el «frío» del criostato, permitiendo escalar el número de qubits sin elevar la complejidad del cableado. Esta innovación promete reducir latencias y aumentar la densidad de qubits, estableciendo un camino hacia la viabilidad industrial.
El segundo anuncio está relacionado con los resultados del chip cuántico Willow, desarrollado por Google. Willow ha demostrado una reducción exponencial de errores al aumentar el tamaño del sistema, logrando una “ventaja más allá de lo clásico” en el benchmark de random circuit sampling (RCS). Esta tarea, que el chip realiza en menos de cinco minutos, es un desafío que para un superordenador tradicional llevaría 10^25 años completar.
Estos logros no sólo refuerzan los avances en la escalabilidad del hardware cuántico, sino que también marcan un progreso significativo en la corrección de errores cuánticos, un obstáculo que la industria ha luchado por superar durante décadas. Con la capacidad de realizar corrección de errores por debajo del umbral, Willow ofrece una demostración palpable de que la calidad y el diseño del sistema son tan cruciales como la cantidad de qubits.
Google reafirma su enfoque en construir un sistema cuántico que no solo cuente con más qubits, sino también con qubits mejores y más robustos, optimizados para aplicaciones reales. Con la incorporación de Atlantic Quantum y su enfoque modular, Google busca acelerar su hoja de ruta hacia la corrección de errores a gran escala, una condición esencial para hacer funcionales las aplicaciones comerciales de la computación cuántica.
El laboratorio de Google en Santa Bárbara, dedicado exclusivamente a la fabricación cuántica, desempeña un papel crucial en esta fase de desarrollo. La existencia de una planta específica para la producción de hardware cuántico ilustra el compromiso de Google con el desarrollo de sistemas integrados que sostienen un rendimiento óptimo.
Mientras la comunidad científica y tecnológica observa con expectación estos avances, persisten las preguntas sobre cuándo estas tecnologías se traducirán en aplicaciones comerciales útiles. Google insiste en que su objetivo es unir el desempeño superior de los algoritmos cuánticos con relevancia práctica en áreas como la química, materiales, optimización energética y la inteligencia artificial.
En conclusión, aunque el camino hacia una computación cuántica comercialmente viable es largo, los recientes avances de Google Quantum AI sugieren que estamos un paso más cerca de resolver problemas que antes se consideraban más allá del alcance de la capacidad informática clásica.
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