El Gobierno de Gustavo Petro enfrenta una crisis interna sin precedentes tras la solicitud de renuncia protocolaria a todo su gabinete, efectuada por el presidente. La situación se agravó con la dimisión irrevocable de la ministra de Trabajo, Gloria Ramírez, quien anunció su salida a través de una carta en sus redes sociales el domingo por la noche. En su comunicado, Ramírez destacó los logros de su gestión, como el incremento del salario real y la promoción de la reforma laboral, agradeciendo al presidente Petro por la oportunidad y enfatizando la importancia de una política sin sectarismos. La renuncia se produce en un contexto de tensiones políticas y desavenencias dentro del gabinete, especialmente evidentes durante un Consejo de Ministros televisado, donde se evidenciaron fracturas profundas en el Ejecutivo.
La controversia también se centra en la figura de Armando Benedetti, cercano a Petro y actualmente investigado por la justicia. A pesar de las acusaciones de corrupción y violencia de género en su contra, Petro ha decidido mantenerlo como jefe de Despacho, lo que ha generado críticas y un éxodo de figuras clave de su administración. En solo cinco días, figuras como Jorge Rojas y Juan David Correa han renunciado, evidenciando el impacto de esta discordia interna. Ramírez, aunque silenciosa sobre la controversia de Benedetti, resalta en su carta de renuncia la importancia de mantener una visión inclusiva y respectuosa de los derechos, preparando así su salida como una oportunidad para continuar trabajando por los ideales políticos en otros espacios. Esta cadena de eventos deja al Gobierno de Petro en una posición crítica, que requerirá de nuevas estrategias para reconfigurar su gabinete y recuperar el rumbo político.
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