La nueva adaptación cinematográfica de «The Running Man», dirigida por Edgar Wright, vuelve a poner en primer plano las inquietudes sociales y políticas que caracterizaban a la obra original de Stephen King. En esta versión, el filme se adentra con mayor fuerza en la crítica a los medios de comunicación y al entretenimiento deshumanizante, mientras refleja un contexto contemporáneo marcado por el temor y la inestabilidad en Estados Unidos. La trama se desarrolla en una sociedad distópica donde un programa de televisión extremo enfrenta a concursantes en una búsqueda por la supervivencia, lo que lleva a una exploración del voyeurismo y la sed de sangre de un público hipnotizado por el espectáculo.
Wright logra infundir un tono festivo incluso en la violencia del blockbuster, guiándose por un humor ácido que recuerda al cine de Paul Verhoeven. A través del carismático personaje de Ben Richards, interpretado por Glen Powell, la película se convierte en un vehículo de resistencia contra un sistema opresivo. A medida que la popularidad del programa aumenta, también lo hace el peligro para Richards, quien se convierte en un inesperado favorito, desafiando no solo a los cazadores, sino a toda una nación sedienta de entretenimiento. Con un ritmo trepidante y un trasfondo caótico, «The Running Man» se erige como una reflexión mordaz sobre la actualidad, integrando sátira y acción en un solo filme.
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