En medio de la controversia por la aprobación de la reforma judicial en México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha manifestado tajantemente su decisión de no reunirse con la Suprema Corte. Durante su conferencia del jueves, respondió a las especulaciones sobre un posible encuentro similar al sostenido entre el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, y la presidenta de la Corte, Norma Piña. Sheinbaum señaló que cualquier diálogo con los poderes judiciales recae en la secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodríguez, enfatizando que su papel es resolver temas de ingobernabilidad, y no considera necesario intervenir personalmente en esta coyuntura.
Sheinbaum subrayó su descontento con el poder judicial, aludiendo a problemas de corrupción y destacando casos emblemáticos como el del empresario Ricardo Salinas Pliego, cuya empresa ha logrado postergar el pago de impuestos a través de amparos judiciales. La presidenta expresó críticas también hacia los partidos políticos que han buscado influir en la elección de jueces y magistrados, y abordó con preocupación la aceptación por parte de la Corte de una acción de inconstitucionalidad promovida por estos partidos. La situación refleja un clima de tensión entre los poderes del Estado en un momento crucial para la reforma judicial del país.
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