La franja de Gaza se encuentra sumida en una profunda crisis humanitaria, exacerbada por el intenso frío que ha cobrado la vida de seis bebés en las últimas semanas. Las temperaturas han descendido hasta los 0ºC, y miles de gazatíes se enfrentan a la dureza del invierno en refugios precarios, construidos sobre los escombros de sus antiguos hogares. La Gente de Gaza, según reportan fuentes hospitalarias locales, viven en condiciones extremas debido a la falta de materiales básicos para refugiarse.
Stephan Dujarric, portavoz del Secretario General de la ONU, ha subrayado la urgencia de la situación, señalando las restricciones impuestas por las autoridades israelíes a la entrada de suministros esenciales como tiendas y lonas. «Seguimos insistiendo, pero necesitamos más», remarcó Dujarric, resaltando la necesidad inmediata de estos insumos para que la población pueda protegerse del implacable invierno.
En medio de esta crisis, la salud de los niños de Gaza se encuentra en grave peligro debido a la presencia de enfermedades como la poliomielitis. A pesar de una amplia campaña de vacunación que ha logrado inmunizar al 92% de los menores de 10 años, representados en más de 548.000 niños, el Dr. Rik Peeperkorn, de la OMS, enfatiza la urgencia de permitir evacuaciones médicas. Se estima que entre 10.000 y 14.000 pacientes críticos, incluidos más de 4.000 niños, necesitan atención médica urgente fuera de Gaza.
Mientras tanto, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, ha denunciado el aumento de la pena de muerte en el mundo, con 1.153 ejecuciones registradas en 16 países durante 2023, un incremento del 31% respecto al año anterior. Este conteo no incluye a China, donde la falta de transparencia impide obtener cifras exactas.
En paralelo, la Organización Mundial de la Salud advierte sobre una crisis sanitaria que abarca Europa y Asia Central, regiones donde cada año fallecen cerca de 76.000 niños menores de cinco años por complicaciones del parto y enfermedades no transmisibles.
Por otra parte, la República Democrática del Congo continúa siendo escenario de violencia, afectando gravemente a la población civil y a trabajadores humanitarios. Desde enero, al menos seis de estos profesionales han sido asesinados. Los enfrentamientos recientes en Masisi han dejado un trabajador herido de gravedad, y la violencia ha forzado el desplazamiento de más de 100.000 personas, muchas de las cuales son niños.
Estos desafíos humanitarios requieren atención y acción urgentes de la comunidad internacional, que debe redoblar esfuerzos para aliviar el sufrimiento de las poblaciones vulnerables en estas regiones afectadas.