Si hoy contamos con vehículos autónomos, robots asistiendo en quirófanos, sistemas de reconocimiento facial en nuestros teléfonos móviles y retransmisiones deportivas mejoradas, es, en gran medida, gracias a las contribuciones de Takeo Kanade (1945 – 2023). El profesor japonés, quien fuera catedrático de Informática y Robótica en la Universidad Carnegie Mellon, recibió póstumamente el XVI Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Tecnologías de la Información y la Comunicación, honor otorgado por su trabajo en los fundamentos matemáticos de la visión artificial y robótica.
Kanade, conocido por sus «algoritmos fundacionales» en el campo, obtuvo su doctorado en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Kioto en 1974. Desde 1980, volcó todos sus esfuerzos en la Carnegie Mellon, donde sus investigaciones marcaron el inicio de una nueva era en la comprensión y procesamiento de imágenes y escenas visuales. Su influencia no solo se percibe en la inteligencia artificial y la robótica, sino también en la forma en que vivimos y nos relacionamos con la tecnología hoy en día.
El profesor Oussama Khatib, colega en la Universidad de Stanford y miembro del jurado, subrayó la importancia de Kanade en la robótica, destacando cómo sus avances en visión artificial permiten la actuación de robots en entornos imprevistos y no estructurados, un factor crucial para vehículos autónomos y numerosas aplicaciones tecnológicas.
Kanade expresó su gratitud por el reconocimiento, destacando las infinitas oportunidades que la inteligencia artificial y la visión por ordenador ofrecen para mejorar nuestras vidas. Su legado incluye revoluciones técnicas como la visión artificial en 3D, desarrollando algoritmos que permitieron aplicar la visión estéreo y la integración de múltiples cámaras mucho más rápido que los métodos preexistentes.
En 1981, junto con su estudiante Bruce Lucas, presentó el influyente método de Lucas-Kanade, esencial para la codificación de vídeo y la compresión de datos de imágenes en movimiento. Este avance permitió aplicaciones complejas como el rastreo de objetivos por helicópteros autónomos y vehículos guiados automáticamente, sentando las bases para los coches autónomos actuales.
Una de sus contribuciones más recordadas se materializó en la Super Bowl de 2001, cuando presentó una técnica que permitía la recreación de escenas en 360 grados, revolucionando la retransmisión deportiva. Este avance fue un precursor de la «realidad virtualizada», concepto que él mismo acuñó para describir la integración de la realidad en mundos virtuales.
Además, su trabajo ha sido crucial en el desarrollo de la cirugía robótica. Kanade y su equipo diseñaron el primer sistema robotizado para la cirugía de prótesis de cadera, llamado HipNav, que mejoró significativamente la precisión y seguridad de estos procedimientos. Su tecnología también ayuda hoy en día en pruebas médicas remotas y detecciones tempranas de patologías, especialmente en áreas sin acceso a hospitales.
A pesar de los avances, Kanade también enfatizó su preocupación por el mal uso de estas tecnologías. Experimentó con vídeos falsos (deepfakes), como un montaje del presidente Obama hablando japonés, para fines de investigación y comprensión de la expresividad humana, pero reconoció el riesgo que estos avances pueden tener si se usan malintencionadamente.
El legado de Kanade apunta hacia un futuro donde la tecnología no solo mejora la calidad de vida, sino que también presenta desafíos éticos que debemos manejar con cuidado y responsabilidad.