El reciente asesinato de Yehia Sinwar, líder de Hamás, por parte de las fuerzas israelíes marca un nuevo capítulo en el ya prolongado conflicto en Gaza. Sinwar, considerado el «enemigo número uno» de Israel, fue abatido mientras se desplazaba entre los escombros de una zona devastada por un año de enfrentamientos. Su muerte representa un golpe simbólico y táctico para Israel, en un intento por desmantelar la estructura de Hamás, organización que ha mantenido el control de la Franja de Gaza durante más de 17 años. Desde enero, el grupo ha perdido a varias figuras clave, como Saleh al Arouri e Ismail Haniyeh, lo que ha debilitado a la organización pero no ha logrado su derrota. A pesar de estas pérdidas, la resistencia de Hamás parece inquebrantable, según Basem Naim, uno de sus líderes en el extranjero, proponiendo que cada líder asesinado fortalece más la causa del movimiento.
A pesar de la ofensiva israelí, Hamás mantiene una fuerza considerable en Gaza y la lección histórica sugiere que la eliminación de sus líderes no garantiza la disolución del grupo. Azzam Tamimi, experto en la escena palestina, recuerda que tras la muerte de anteriores líderes como Ahmad Yasin y Abdel Aziz al Rantisi, Hamás no sólo sobrevivió, sino que se fortaleció. Mientras el ejército israelí calcula otro año de operaciones para intentar acabar con la influencia de Hamás en la región, las voces expertas coinciden en que el conflicto está lejos de resolverse. Andreas Krieg, del King’s College de Londres, y otros analistas predicen una prolongada guerra de guerrillas, donde el legado de martirio y sacrificio alimenta la narrativa de resistencia y sobrevivencia de Hamás, convirtiendo las pérdidas en iconos de lucha para las nuevas generaciones.
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