La economía española se enfrenta a un panorama incierto debido a la guerra arancelaria, con una potencial pérdida de hasta 1,2 puntos del PIB entre 2025 y 2026, según alerta Funcas. El director general de esta entidad, Carlos Ocaña, describe el escenario como una crisis autoinfligida y dependiente de decisiones políticas externas. Los analistas de Funcas prevén dos posibles desenlaces: uno con un impacto moderado donde los aranceles se mantienen en un incremento del 10%, afectando especialmente a sectores como el acero, el aluminio y el automóvil, pero suavizando las restricciones sobre importaciones tecnológicas. En este contexto, España crecería un 2,3% en 2025 y un 1,9% en 2026, siendo el consumo y la inmigración factores que contribuirán al crecimiento, a pesar de la caída de siete décimas provocada por la situación arancelaria.
Un segundo escenario, más pesimista, contempla una prolongación de la incertidumbre, afectando indirectamente al consumo de bienes duraderos y la inversión, similar al impacto que sufrió Alemania durante la crisis del euro. En este caso, el crecimiento del PIB sería del 2% en 2025 y del 1,4% en 2026, con una pérdida de 1,2 puntos en el bienio. A pesar de estos desafíos, Funcas señala que España mantiene un punto de partida favorable con un impulso expansivo, a diferencia de otros países europeos como Alemania, que enfrenta un estancamiento. Sin embargo, el conflicto genera disrupciones comerciales con un retorno a aranceles de los años 30 y una apreciación del euro, reduciendo un 20% la competitividad con EE.UU. Aunque no se anticipa una crisis financiera, el deterioro en el tránsito de mercancías y la competencia exacerbada sugieren un entorno futuro complejo. La inflación se espera moderada, con una creación de empleo que descenderá a 360,000 puestos al año.
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