En un evento cargado de tradición y simbolismo, el nuevo Papa fue oficialmente aceptado durante una solemne ceremonia en la Capilla Sixtina. El rito de aceptación marcó el comienzo de su pontificado, un momento clave en el cual el sumo pontífice recibió la estola y la capa, símbolos de su autoridad y responsabilidad al frente de la Iglesia Católica. Los asistentes, entre ellos un gran número de cardenales, fueron testigos del cambio de ornamentos, un acto que subraya la continuidad y solemnidad de la institución eclesiástica. La atmósfera en la capilla, impregnada de historia, acentuó la importancia del momento vivido.
Posteriormente, se llevó a cabo el rito de obediencia, en el que los cardenales presentes juraron lealtad al nuevo líder de la Iglesia. Este gesto refuerza la unidad interna y la reverencia hacia la figura papal, consolidando el compromiso de los líderes eclesiásticos con la nueva dirección del papado. Cada detalle del rito, desde las palabras hasta las vestimentas, está cuidadosamente diseñado para honrar las tradiciones milenarias de la institución y asegurar una transición armoniosa en el liderazgo espiritual. La ceremonia no solo representa un cambio de liderazgo, sino también una renovación de las promesas hechas hacia los fieles de todo el mundo.
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