En la reciente Nico Nico Super Conference, un evento emblemático para entusiastas de la tecnología, la batalla entre humanos y máquinas llegó a un nuevo nivel de humor y asombro. La protagonista indiscutible fue Fugaku, el poderoso superordenador japonés desarrollado por RIKEN y Fujitsu, que una vez más superó a sus adversarios humanos en el ‘Super Keisan Battle’.
Durante la competición, se desafió a los participantes a resolver la mayor cantidad posible de sumas aritméticas en solo 10 segundos. Mientras que el mejor de los humanos logró completar 13 operaciones, Fugaku se llevó el espectáculo con la asombrosa cifra de 442 sextillones de sumas. Esta desigual contienda desató risas y comentarios jocosos en redes sociales, donde los participantes compartieron sus experiencias con humor, conscientes de la imposibilidad de igualar a la colosal máquina.
A pesar de la derrota, los jugadores no se fueron con las manos vacías; se llevaron una miniatura del imponente superordenador como recuerdo. Para el hipotético ganador humano, se había dispuesto un pase para disfrutar de un día completo de acceso a Fugaku, aunque los organizadores reconocen que el premio probablemente nunca tendrá un dueño.
Fugaku, que ocupa el sexto puesto en el ranking TOP500 de superordenadores, es más que una máquina de competencias. Con 442 PFlops/s de potencia y 158.976 nodos, desempeña papeles críticos en simulaciones para la prevención de desastres, modelado climático y, recientemente, en la investigación médica para el desarrollo de fármacos.
Mirando hacia el futuro, RIKEN y Fujitsu ya están trabajando en el sucesor de Fugaku, con la ambiciosa meta de alcanzar un rendimiento de ZettaFLOPS para 2030. Este avance marcará un nuevo hito en la computación de alto rendimiento, llevando las capacidades tecnológicas a límites aún desconocidos.
El ‘Super Keisan Battle’ no solo ofrece diversión y asombro, sino que también destaca el formidable poder de los superordenadores, recordándonos cuán distantes estamos aún de alcanzar la velocidad de estas increíbles máquinas, aunque siempre nos quede el consuelo de reírnos en el proceso.
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