Galicia sigue lidiando con las consecuencias de una serie de incendios forestales que han marcado un agosto récord, extendiéndose ahora a septiembre. Este sábado, los servicios de extinción se enfrentan a tres nuevos focos de fuego que han consumido cerca de 2.400 hectáreas, amenazando el paraje natural del cañón del Sil. Aunque el incendio de O Bolo en Ourense ha sido controlado tras arrasar 250 hectáreas, las llamas continúan activas en la provincia de Lugo, donde el fuego de Pantón, que ha quemado unas 2.000 hectáreas, mantiene un nivel 2 de emergencia por su proximidad a poblaciones.
Los vecinos de Pantón han expresado su angustia ante el avance del fuego, que ha afectado sus viviendas y tierras agrícolas en plena vendimia. Testimonios de residentes indican que han vivido «horas de infierno», con pérdidas significativas y el constante miedo de perder más. La conselleira do Medio Rural, María José Gómez, ha indicado que, aunque la situación ha mejorado, los equipos de extinción enfrentan retos debido a la geografía accidentada de la zona, y varios inmuebles han sido destruidos por las llamas. Mientras tanto, la esperanza de control total sobre las llamas persiste entre los comunitarios afectados.
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