Un correcto mantenimiento de las lentillas es esencial para garantizar la salud ocular de los usuarios que sufren de miopía o hipermetropía y maximizan la vida útil de estos dispositivos. Según el doctor Gonzalo Muñoz, director médico de Clínica Baviera, es crucial respetar las fechas de caducidad especificadas por el fabricante y mantener una estricta higiene de las lentes y su estuche. El estuche de las lentillas debe cambiarse cada tres a seis meses, o antes si muestra desgastes o suciedad, y siempre debe limpiarse con la solución adecuada para evitar posibles infecciones oculares. Además, es vital adoptar hábitos como no usar las lentillas durante la noche o en ambientes acuáticos, como piscinas o playas.
Por otro lado, existe una variedad de líquidos diseñados para el mantenimiento de las lentes de contacto, cada uno con propósitos específicos. Las soluciones multifuncionales son las más comunes, pues permiten limpiar, desinfectar y almacenar las lentes con un solo producto. Sin embargo, también se encuentra la solución salina, el peróxido de hidrógeno para desinfección profunda, y soluciones de limpieza enzimática para eliminar depósitos de proteínas. Igualmente, las lentillas se diferencian según sus materiales – blandas y rígidas – y su vida útil, que puede variar desde el uso diario y quincenal hasta mensual y de uso prolongado. En última instancia, se recomienda que un oftalmólogo determine el tipo de lentillas más apropiado para cada usuario, asegurando una adaptación cómoda y saludable.
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