En el contexto de la contienda electoral, el ex presidente ha intensificado su estrategia de desinformación al propagar una serie de afirmaciones falsas sobre su oponente demócrata. Entre las acusaciones más llamativas está la aseveración de que, de ganar, la candidata prohibiría el consumo de carne y la construcción de ventanas, propuestas que han sido desmentidas por su campaña. Estas afirmaciones surgen en un momento crucial del proceso electoral, donde los candidatos buscan consolidar apoyos y definir agendas claras. La estrategia del ex presidente parece centrarse en captar la atención del electorado mediante la difusión de mensajes impactantes, aunque sin base en la realidad.
Otra de las acusaciones sin fundamento lanzadas por el ex presidente incluye la idea de que los niños en ciertas áreas del país podrían asistir a clases por la mañana bajo su identidad de nacimiento y regresar a casa con una identidad de género diferente, todo sin el conocimiento o aprobación de sus padres. Este tipo de afirmaciones, que apelan a los temores y preocupaciones de ciertos sectores del electorado, buscan erosionar la confianza en la candidata demócrata mediante el uso de información engañosa. A pesar de la falta de evidencia que sustente estas acusaciones, su difusión refleja la estrategia de polarización que ha caracterizado la participación del ex presidente en la campaña electoral.
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