El reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental por parte del presidente francés Emmanuel Macron a finales de julio ha desencadenado una serie de gestos diplomáticos significativos entre Francia y Marruecos. La visita reciente del embajador francés en Marruecos, Christophe Lecourtier, a los territorios ocupados del Sáhara Occidental resalta el nuevo impulso en las relaciones bilaterales tras dos años marcados por la tensión del espionaje de Pegasus. Durante su visita, Lecourtier enfatizó la urgencia de implementar proyectos en las provincias del sur, marcados por un enfoque económico, y subrayó la buena sintonía actual entre ambos países al vestir la tradicional ‘daraa’ sahariana.
Este acercamiento franco-marroquí ocurre en el contexto de unas recientes sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que declararon inválidos los acuerdos agrarios y pesqueros de la UE con Marruecos por incluir el Sáhara Occidental, territorio aún pendiente de descolonización para la ONU. A pesar de las presiones lideradas por Francia y España, la justicia europea se mantiene firme, lo que ha generado incertidumbre entre los inversores europeos. En este complejo panorama, la delegación francesa en los territorios saharianos incluye a numerosas entidades y empresarios, con vistas a afianzar oportunidades económicas a pesar de los obstáculos legales, mientras exploran la expansión de servicios consulares en el área, siguiendo la reciente línea política establecida por Macron.
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