La tranquilidad de París será alterada este fin de semana por un despliegue policial sin precedentes, con 30.000 efectivos movilizados por orden del ministro del Interior, Gérald Darmanin, para garantizar la seguridad en la segunda vuelta de las elecciones legislativas. Este operativo, centrado en la capital y su periferia, surge tras una primera vuelta pacífica y el temor a desórdenes tras los resultados finales. La campaña electoral ya ha visto episodios de violencia, como el ataque a la portavoz del gobierno, Prisca Thevenot. Darmanin, preocupado por la creciente polarización, ha instado a detener a los extremistas políticos sin comprometerse con ninguna facción radical, llamando a la moderación y la responsabilidad en un clima de tensión política. El gobierno francés busca demostrar fuerza para asegurar la democracia durante este crucial momento electoral.
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