La reciente ausencia de Francia Márquez en el Consejo de Ministros marca un cambio significativo en el gobierno de Gustavo Petro en Colombia. Bajo el liderazgo directo del presidente y con Armando Benedetti asumiendo un papel prominente como ministro del Interior, el gabinete parece consolidarse con figuras de absoluta confianza para Petro, eliminando voces críticas que podrían haber cuestionado su dirección política. La separación de Márquez del cargo de ministra de la Igualdad, un cargo fundamental en términos de simbolismo y representación para el gobierno, no solo refleja una inclinación hacia un gabinete más homogéneo, sino que también pone a prueba la viabilidad y efectividad de un ministerio todavía en desarrollo. Carlos Rosero, quien ahora ocupa la silla de dicho ministerio, enfrenta retos significativos, particularmente en un contexto de gestión cuestionable y oposición interna.
Francia Márquez ha expresado desilusión con el manejo interno del gobierno, evidenciada por su carta de despedida que destaca las tensiones con el presidente y otros miembros del gabinete. A pesar de las críticas y desafíos, incluyendo ataques personales durante el último año, Márquez mantiene un perfil respetado a nivel internacional. En el contexto más amplio de América Latina, donde las tensiones entre presidentes y vicepresidentes no son raras, su caso destaca por el doble desafío de ser mujer y afrodescendiente en un entorno político mayoritariamente masculino. Mientras la tensión interna podría haberse suavizado tras una reunión con Laura Sarabia, la canciller, el futuro político de Márquez sigue siendo incierto en un escenario que pone a prueba no solo las dinámicas de poder internas, sino también el compromiso con la equidad social que el gobierno de Petro prometió.
Leer noticia completa en El Pais.