Francia ha intensificado su ofensiva contra el narcotráfico y el crimen organizado, fenómenos que han escalado con una violencia sin precedentes en las ciudades periféricas. Marsella, la segunda urbe del país y epicentro de este problema, ha sufrido en los últimos meses numerosos actos de violencia vinculados al narcotráfico, incluido el asesinato brutal de un menor, hecho que marcó un punto de inflexión. Durante una visita a la ciudad, los ministros del Interior y de Justicia anunciaron medidas contundentes, como la creación de un puesto de magistrado en Bogotá y la reforma del régimen del arrepentido, otorgando mayores garantías a quienes colaboren con la justicia. Las autoridades subrayaron que el narcotráfico representa una amenaza existencial y declararon que la lucha contra él será una campaña prolongada, similar a la llevada a cabo contra el terrorismo.
Mientras una ola de violencia impregna Marsella, las cifras reflejan una situación alarmante. En lo que va del año, 19 personas han muerto debido a la violencia armada, sumándose a los 42 asesinatos relacionados con el narcotráfico registrados en Francia durante el primer semestre. A pesar de nuevas iniciativas para combatir este flagelo, como el aumento de agentes de seguridad en la ciudad y la autorización para cerrar comercios sospechosos de lavado de dinero, el escepticismo persiste. Los esfuerzos anteriores, incluidas promesas de inversiones significativas para rehabilitar la ciudad, han tenido un impacto limitado. La situación se compara con desafíos históricos enfrentados en Italia contra la mafia, donde solo con un robusto sistema de cooperación judicial, lograron avances significativos en la desarticulación de organizaciones criminales.
Leer noticia completa en El Pais.