Francia se enfrenta a una escalada de violencia atribuida al narcotráfico, que ha resultado en ataques coordinados contra instituciones penitenciarias y fuerzas del orden. En las últimas semanas, varias prisiones fueron blanco de cócteles molotov, disparos y quema de vehículos oficiales, provocando preocupación por la seguridad nacional. Las siglas DDPF (Defensa de los Derechos de los Prisioneros Franceses) aparecieron en los vehículos calcinados, sugiriendo un nexo con organizaciones criminales. Tras extensas investigaciones, 21 personas han sido puestas a disposición judicial, en un esfuerzo por combatir el crimen organizado que va ganando terreno en el país.
Las pesquisas han revelado la implicación de la DZ Mafia, un grupo de narcotráfico consolidado en Marsella, que ha comenzado a expandirse por toda Francia e incluso ha establecido vínculos con la Mocro Maffia de Países Bajos. El grupo, con una notable presencia en Bouches-du-Rhône, niega participación en ciertos crímenes mientras sostiene su capacidad para realizar operaciones criminales sofisticadas. Recientes redadas resultaron en la detención de 30 individuos, incluidos menores, aunque las autoridades descartan motivos ideológicos radicales detrás de los ataques. El Parlamento ha respondido aprobando un proyecto de ley para intensificar la lucha contra el narcotráfico, una medida que subraya la gravedad de la situación y el compromiso del gobierno para restaurar la seguridad.
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