El ciclón tropical Chido ha devastado la isla de Mayotte, el más pobre de los departamentos franceses ubicados en el océano Índico, dejando un balance provisional de al menos 14 muertos y cerca de 250 heridos. No obstante, las autoridades locales advierten que la cifra de víctimas podría ser mucho más alta, posiblemente alcanzando varios miles. El prefecto de Mayotte, François-Xavier Bieuville, describió la situación como «catastrófica», señalando que el ciclón no dejó nada intacto, afectando gravemente el hospital, escuelas y miles de hogares. A pesar de que la alerta roja fue levantada, existe un riesgo persistente de olas e inundaciones, lo que ha llevado a las autoridades a activar una fase de salvaguardia ciclónica para priorizar la atención y las necesidades de la población.
El fenómeno meteorológico, el más intenso en golpear el archipiélago en más de 90 años, ha destruido viviendas y dejado sin electricidad a más de 15,000 hogares. Las comunicaciones están severamente afectadas, complicando el conteo exacto de víctimas en una población ya de por sí en estado de shock. Los servicios de emergencia están limitados, y se solicita mantener las vías de tránsito libres para facilitar su labor. Mientras tanto, el presidente Emmanuel Macron ha expresado su solidaridad con los afectados y prometió tomar medidas efectivas, mientras que la diputada de Mayotte, Estelle Youssouffa, ha pedido la declaración del estado de emergencia debido al gran número de desaparecidos y la devastación total de algunas áreas. Tras azotar Mayotte, el ciclón Chido ha continuado su curso hacia el norte de Mozambique, causando estragos en su paso con vientos de hasta 260 kilómetros por hora y lluvias torrenciales.
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