En medio de la controversia política, el Partido Popular (PP) ha reavivado sus críticas hacia el delegado del Gobierno en Madrid por calificar de «pacíficas» las protestas que trataron de boicotear la etapa final de la Vuelta a España. A pesar de esta descripción, el delegado había elogiado previamente el «extraordinario» despliegue policial que se llevó a cabo para asegurar el evento, destacando la importancia de garantizar la seguridad de los participantes y espectadores. Estas declaraciones contrastantes han generado un enérgico debate sobre la gestión de la seguridad y la permisividad frente a manifestaciones potencialmente disruptivas.
El PP ha expresado su descontento, argumentando que las protestas, aunque catalogadas como pacíficas, representaron un riesgo significativo y que la respuesta oficial minimizó el posible impacto negativo en un evento de gran magnitud. La formación política insiste en que se debe mantener una posición firme contra cualquier intento de alteración del orden público, independientemente de la naturaleza de las manifestaciones. Mientras tanto, las tensiones políticas subyacentes continúan alimentando discusiones más amplias sobre la libertad de expresión y las medidas de seguridad en eventos masivos.
Leer noticia completa en El Mundo.