El equipo de campaña de Kamala Harris enfrenta tensiones internas mientras las elecciones se acercan y Donald Trump aventaja ligeramente en las encuestas. Tras haber ganado impulso inicial, la candidatura de Harris se ha visto empañada por problemas internos y decisiones estratégicas cuestionadas. La coalición que dirige su campaña está dividida entre los leales a Harris, los integrantes del equipo de Joe Biden tras su retirada obligada, y el grupo de estrategia de Barack Obama, que buscaba moderar el mensaje de Harris para atraer a los votantes de los estados indecisos. Sin embargo, estas divisiones han culminado en una serie de recriminaciones mutuas, mientras la adversidad de las encuestas plantea un escenario desafiante para la campaña demócrata.
Entre los puntos críticos señalados, destaca la elección de Tim Walz como compañero de fórmula, en lugar de Josh Shapiro, quien pudo haber tenido un mayor impacto electoral en Pensilvania, un estado clave. Asimismo, los comentarios despectivos de Joe Biden hacia los votantes de Trump, y la tardanza en anunciar su retirada del proceso electoral después de un debate complicado, han sido identificados como factores que afectaron negativamente la campaña de Harris. También resalta la necesidad de tiempo adicional para presentar adecuadamente a la candidata ante el electorado, un factor complicado por la negativa inicial de Harris a conceder entrevistas. Estas circunstancias han llevado a un ambiente de culpabilidad y frustración en el equipo de campaña, que ahora se enfrenta a la difícil tarea de cerrar la brecha en los escasos días que restan antes de los comicios.
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