La reciente película dirigida por Marc Webb ha sido objeto de controversia desde mucho antes de su estreno, y ahora se enfrenta a una situación económica complicada. A pesar de las altas expectativas y su considerable inversión en producción, que alcanzó los 270 millones de dólares, la cinta solo ha logrado recaudar 143 millones de dólares en todo el mundo. Esta brecha significativa entre el costo de producción y los ingresos plantea serias preocupaciones sobre su rentabilidad y el futuro de proyectos similares que tratan de apelar a grandes audiencias con presupuestos elevados.
Los problemas que rodean a la película son variados, desde la recepción crítica mixta hasta una competencia feroz en la taquilla global. Además, la intensa promoción y las políticas de distribución también han sido cuestionadas como factores que contribuyeron al bajo rendimiento comercial. Este caso refuerza una tendencia creciente en la industria cinematográfica, donde incluso las producciones de alto costo y con directores reconocidos no garantizan el éxito financiero, lo que podría llevar a un replanteamiento en cómo se gestionan y promueven las grandes producciones en el futuro.
Leer noticia completa en El Mundo.