El plan de deportaciones del Gobierno italiano encabezado por Giorgia Meloni ha enfrentado su primer gran revés con el retorno de 16 migrantes a Italia, tras haber sido inicialmente enviados a un campo de internamiento en Albania. A pesar de los esfuerzos del gobierno ultraderechista por implementar un sistema que buscaba evitar que los migrantes llegaran a suelo italiano, un tribunal de Roma dictaminó que estos no podían ser retenidos en Albania mientras se evaluaban sus solicitudes de asilo, señalando que el centro albanés operaba en territorio considerado como italiano. La rápida resolución de sus peticiones de asilo, que ya han sido rechazadas pero pueden ser apeladas, junto con la imposibilidad legal de retenerlos en Albania, ha obligado a Italia a acoger de nuevo a los migrantes, quienes arribaron al puerto de Bari el sábado.
Este fallo, basado en precedentes del Tribunal Europeo de Justicia, ha resaltado las limitaciones del denominado «modelo Albania», un esquema que la Comisión Europea y otros países seguían con interés para posibles replicaciones. Entre los problemas identificados se encuentra la definición de «país seguro», concepto que ha sido restringido por la justicia europea, dejando a la mayoría de los países de origen de los migrantes excluidos del protocolo rápido aplicado en Albania. Asimismo, la implementación del plan en condiciones apresuradas llevó a errores, como la inclusión de dos menores y otros vulnerables entre los deportados. A pesar del contratiempo, el gobierno de Meloni sigue defendiendo que el fracaso es solo un paso inicial y planea buscar nuevas soluciones legales para sortear los obstáculos.
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