Durante la cumbre de Habilitación de Ventas de Austin 2024, organizada por Sales Enablement Collective, Jennifer Ryan presentó una ponencia titulada «Más allá de los bots: Equilibrando tecnología y conexión humana». En su charla, abordó la crucial interrogante en el ámbito de las ventas hoy día: ¿cómo maximizar el potencial de la inteligencia artificial (IA) sin sacrificar los elementos humanos esenciales que impulsan conexiones reales e impacto?
Ryan, una apasionada del mundo de la tecnología y el aprendizaje automático, ha vivido de cerca las capacidades asombrosas que la IA puede ofrecer, desde la automatización de tareas hasta el aumento de la productividad. Sin embargo, enfatiza que no se puede ceder el control por completo a las máquinas. Es esencial encontrar el equilibrio adecuado, utilizando la IA como una alianza complementaria que expanda nuestras capacidades humanas en lugar de reemplazarlas.
En su discurso, compartió su viaje en el mundo de la tecnología como facilitadora, comenzando en el ámbito de IT, donde obtuvo experiencia práctica con el aprendizaje automático, RPA y codificación. Cuando la IA empezó a despegar, ella se mostró emocionada y ansiosa por explorar sus posibilidades. A lo largo de su trayectoria, Ryan aprendió que la clave para involucrar a las personas es apelar a sus emociones con un claro y convincente «¿Por qué?» — una visión más grande y las aspiraciones que estas nuevas capacidades pueden ayudar a alcanzar. Recordando el famoso concepto del «Círculo Dorado», destacó que la gente no compra lo que haces, sino por qué lo haces.
Jenn ofreció un valioso marco para lograr cambios transformacionales al implementar nuevas tecnologías y estrategias. Los cinco componentes clave son: una visión clara, las habilidades y conocimientos necesarios, incentivos adecuados, recursos y herramientas apropiadas, y un plan de acción sólido y bien comunicado. La ausencia de cualquiera de estos elementos puede causar confusión, ansiedad, resistencia, frustración y fricción.
Ryan subrayó la importancia de usar IA como un socio útil, no como un reemplazo. Comparó la IA con un Roomba, un robot aspirador que maneja tareas de limpieza rutinarias, pero que no se encargará de manchas difíciles que requieren intervención humana. La IA puede realizar actividades como el análisis preliminar de datos, la generación de borradores de contenido, la gestión de consultas rutinarias de servicio al cliente y la automatización de tareas repetitivas de oficina. No obstante, las decisiones estratégicas de alto nivel y el pensamiento crítico deberían quedar en manos humanas.
Ryan destacó la importancia de mantener una «mentalidad de mullet empresarial» que equilibra los elementos humanos esenciales con la tecnología. Esto implica no caer en la trampa de reemplazar personas por máquinas y reconocer la diversidad y humanidad de las personas más allá de sus roles profesionales.
Finalmente, concluyó con su filosofía central: deberíamos utilizar IA y otras tecnologías avanzadas estratégicamente para ser más eficientes y efectivos, sin perder la creatividad, inteligencia emocional y conexiones personales que las máquinas no pueden replicar. Urgió a analizar cuidadosamente las estrategias actuales de IA y a equilibrarlas de manera consciente y deliberada, utilizando la tecnología para apoyo táctico mientras se invierte en las habilidades humanas únicas.