En medio de un panorama económico fluctuante, el año 2023 destacó por las amplias variaciones en el bienestar material de los hogares en los países de la Unión Europea. Así lo revelan los recientes datos sobre consumo individual actual (AIC) proporcionados por Eurostat. Este indicador crucial, basado en estándares de poder adquisitivo, refleja las desigualdades en el poder adquisitivo real de los ciudadanos europeos.
A la cabeza de esta comparativa se sitúa Luxemburgo, donde el AIC per cápita alcanzó un 136% por encima de la media de la UE, consolidando su posición como líder en bienestar material. Países Bajos y Alemania le siguen de cerca, demostrando una fortaleza económica con un AIC del 119% de la media comunitaria. Estas cifras contrastan de forma contundente con los niveles más bajos registrados en Hungría y Bulgaria, ambos situándose un 30% por debajo del promedio europeo, y en Letonia, con un déficit del 26%.
Entre 2021 y 2023, el AIC experimentó notables variaciones en numerosos países europeos. Irlanda representa un caso emblemático de recuperación, mejorando su AIC del 91% de la media en 2021 a un 99% en 2023. Chipre y Malta también han mostrado avances significativos en su bienestar material. Sin embargo, 11 naciones, entre ellas Dinamarca, donde el AIC cayó del 122% al 108% en el mismo periodo, enfrentaron retrocesos.
El Producto Interno Bruto (PIB) per cápita también reflejó estas disparidades económicas. Luxemburgo nuevamente lideró con un PIB per cápita un 137% superior al promedio de la UE. Irlanda y los Países Bajos mantuvieron su posición ventajosa con un PIB significativamente por encima de la media. En contraste, Bulgaria, Grecia y Letonia reportaron cifras preocupantes, entre un 36% y un 30% por debajo del promedio comunitario.
En el contexto de los últimos tres años, el PIB per cápita mostró incrementos en 12 países, destacando Portugal con un significativo ascenso del 74% al 81% de la media de la UE. España, Rumanía y Croacia también registraron mejoras, aunque Luxemburgo e Irlanda observaron caídas en sus índices, reflejando desafíos para mantener su estabilidad económica.
Estos indicadores resaltan la complejidad y las variaciones en el bienestar material a través de Europa, subrayando las diferencias en la prosperidad económica que existen entre los distintos miembros de la Unión. Estos contrastes son un recordatorio constante de las disparidades regionales que todavía persisten, incluso dentro de una unión económica consolidada como es la UE.