En una inesperada escena captada por la «Kiss Cam» durante un concierto de Coldplay en el Gillette Stadium de Boston, Andy Byron, director ejecutivo de Astronomer, y Kristin Cabot, jefa de recursos humanos de la misma empresa, fueron sorprendidos en una actitud afectuosa, lo que desató un fenómeno viral en redes sociales. A raíz del incidente, ambos ejecutivos enfrentaron consecuencias laborales significativas, ya que Byron renunció a su puesto después de que la empresa abriera una investigación y Cabot también decidió abandonar su cargo. Este suceso ha reabierto el debate sobre las relaciones entre compañeros de trabajo y las políticas de despido en Estados Unidos, un país donde el «despido por voluntad» permite a las empresas prescindir de sus empleados con gran libertad, a menudo incluyendo cláusulas que prohíben estas relaciones.
Comparativamente, en España y otros países europeos, las leyes laborales son más restrictivas respecto a los motivos de despido, protegiendo el derecho a la intimidad personal. La justicia española, por ejemplo, no considera una relación entre compañeros como una causa suficiente para el despido, a menos que ésta afecte directamente el rendimiento laboral. El caso de Byron y Cabot resalta las diferencias culturales y legales respecto a las relaciones laborales. Aunque las empresas españolas pueden incorporar cláusulas para manejar conflictos de interés, no pueden limitar las relaciones personales con la misma libertad que en Estados Unidos. Este enfoque más protector contrasta con situaciones en otros países, donde, aunque las restricciones existen, la jurisprudencia varía en función de las circunstancias específicas de cada caso.
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