La fiscalía ha presentado cargos contra un empresario y su socio, Adell Bover, por presunta «facturación ficticia» destinada a la obtención de subvenciones públicas. El Ministerio Público solicita una condena de tres años de prisión para Bover, alegando que ambos utilizaron prácticas fraudulentas para recibir fondos gubernamentales que no les correspondían. La investigación reveló que manipularon documentos financieros para justificar proyectos inexistentes o exagerar costes, con el fin de acceder a ayudas económicas.
Durante el proceso judicial, se ha recopilado evidencia que sugiere una elaborada estrategia para engañar a las autoridades mediante la creación de facturas falsas. Las autoridades han subrayado la gravedad del caso, destacando el impacto negativo de tales acciones en la distribución justa de recursos públicos. La acusación sostiene que estas prácticas erosionan la confianza en el sistema de subvenciones y perjudican a aquellos que cumplen con los requisitos legales para recibir soporte financiero.
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