El expresidente de Bolivia, Evo Morales, enfrenta una orden de arresto emitida por la fiscalía de Tarija tras no presentarse a declarar en un caso de «estupro agravado con trata de personas». Las acusaciones giran en torno a un incidente de 2016 en el que Morales, entonces de 57 años, habría tenido una hija con una menor de 15 años. Morales, actualmente en el Chapare con apoyo de leales cocaleros, ha negado las acusaciones y ha argumentado que se trata de una persecución política impulsada por el actual gobierno de Luis Arce. La situación ha generado tensiones políticas, con seguidores de Morales advirtiendo de posibles disturbios si se procede con su arresto.
Este escenario de confrontación se produce en medio de una disputa política interna en el Movimiento al Socialismo (MAS) entre Morales y Arce, de cara a las próximas elecciones. Mientras Morales enfrenta varios procesos judiciales, incluido el de estupro, como parte de la ofensiva del Ejecutivo contra él, ha respondido con acusaciones contra Arce por presunto abuso sexual. La tensión ha alcanzado niveles críticos, con amenazas de insurrección por parte de los seguidores de Morales, quienes aseguran que no permitirán que su líder histórico sea encarcelado, lo que podría desencadenar una ola de inestabilidad en el país.
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