El reciente escándalo sexual protagonizado por Baltasar Ebang Engonga, conocido como «Bello», ha sacudido los fundamentos políticos de Guinea Ecuatorial, un país gobernado por Teodoro Obiang desde 1979. Este controvertido episodio ha intensificado las interrogantes sobre el futuro liderazgo del estado, que enfrenta el reto de la sucesión ante un Obiang de 82 años con una salud frágil. Los vídeos que incriminan a Bello, sobrino del presidente y exdirector de la Agencia Nacional de Investigación Financiera (ANIF), comprometen a figuras del entorno cercano del poder, incrementando el revuelo en un régimen acusado de corrupción y represión política.
Por otro lado, la incertidumbre sobre quién heredará el mando del tercer mayor productor de petróleo del África subsahariana se cierne como una sombra. Teodoro Nguema Obiang Mangue, «Teodorín», vicepresidente y supuesto sucesor, enfrenta una reputación internacional dañada por acusaciones de corrupción, mientras su hermanastro Gabriel Mbega Obiang Lima emerge como un candidato más aceptable para el poder económico, aunque su llegada al liderazgo supone un desafío al linaje tradicional del poder. Mientras tanto, las acciones autoritarias y la represión continúan siendo una constante en un país donde la mayoría de la población vive en condiciones económicas críticas, mientras el jet-set del gobierno permanece bajo escrutinio internacional.
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