Luis, un valenciano que se encontraba en la puerta de Santa María la Mayor, describe su sorpresa ante el acontecimiento histórico que vivió recientemente. Acompañado de una multitud de fieles y curiosos, Luis observa cómo se realizan los preparativos para el entierro de una de las figuras más relevantes para la iglesia católica, Francisco. La atmósfera en el lugar está cargada de solemnidad, con la presencia de representantes religiosos, dignatarios de varios países y miles de personas que han viajado desde diversos rincones del mundo para dar su último adiós al líder espiritual.
El entierro de Francisco se lleva a cabo en medio de rituales y tradiciones ancestrales que subrayan la importancia del momento. La basílica de Santa María la Mayor, un sitio de indudable carga simbólica, se convierte en el epicentro de las despedidas y exaltaciones de quienes rinden tributo a la vida y legado del pontífice. El evento es una ocasión para reflexionar sobre la influencia de Francisco en la iglesia y en el mundo, recordando su lucha por la justicia social, su defensa de los menos favorecidos y su constante llamado a la paz. Mientras las campanas resuenan en señal de despedida, la multitud allí congregada guarda un respetuoso silencio, consciente de la magnitud histórica del evento que está presenciando.
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