En una tarde marcada por las emociones mixtas en la Plaza de Las Ventas, se vivió la decimoquinta corrida de la Feria de San Isidro ante una multitud de 21,003 espectadores. Los toros de Fuente Ymbro, conocidos por su destacada presentación, resultaron mayormente deslucidos y mansos, salvo el quinto de la tarde que se mostró con encastada nobleza en el tercio final. Román, aunque no es considerado un artista, se ganó el respeto general gracias a su compromiso y entrega durante la lidia del quinto toro, donde realizó una faena emotiva con tandas bien recibidas por la afición. A pesar del fervor del público, Román no logró concretar con acierto su estocada, perdiendo así la oportunidad de salir por la puerta grande.
Curro Díaz, conocido por su impecable comportamiento en el ruedo, mantuvo su prestigio intacto pese a enfrentarse a toros deslucidos. Aportó algunos momentos destacados con muletazos templados que captaron la atención de los presentes. Por su parte, el mexicano Diego San Román, quien confirmó su alternativa, demostró valentía ante un lote complicado, soportando momentos de peligro real. Recibió ovaciones por su entrega, especialmente en el primer toro, donde empezó la faena de rodillas. Su paso por Las Ventas fue positivo, mostrando una firme promesa en el toreo a pesar de las dificultades. La tarde, aunque no estuvo exenta de retos, dejó una impresión duradera del compromiso de los toreros hacia su arte.
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