El Partido Popular (PP) ha decidido centrar su discurso en la inmigración, destacando esta temática como un pilar esencial en su estrategia política. Durante este otoño, el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, presentará un plan de inmigración que se gestará en una reunión con barones territoriales en Murcia. Este plan prevé medidas más estrictas, como la deportación de extranjeros que cometan delitos, especialmente aquellos relacionados con la violencia sexual. Feijóo, en un reciente evento en Formentera, también enfatizó la preferencia por migrantes «culturalmente próximos» a España y destacó la necesidad de un enfoque basado en el mérito y la adaptación para garantizar la seguridad y convivencia. La normativa propuesta busca limitar las regularizaciones, vinculando la residencia legal al empleo y al conocimiento del idioma y cultura españoles.
En consonancia con el actual marco legal, el Código Penal español ya contempla la posibilidad de expulsar a ciudadanos extranjeros condenados a más de un año de prisión, aunque se permite una evaluación judicial de proporcionalidad considerando factores como el arraigo. Sin embargo, el plan del PP buscará endurecer estas normativas, incidiendo especialmente en la protección de las fronteras y cuestionando medidas que hasta ahora han sido fundamentales en las políticas de integración. Además, se abrirá el debate sobre prohibir ciertas prendas islámicas en espacios públicos, alineándose en parte con la agenda de la extrema derecha, aunque manteniendo cierta distancia en temas más delicados. La cumbre en Murcia subraya la prioridad del PP por consolidar estas políticas, con claras implicaciones para las relaciones del partido con Vox y otros actores políticos en el contexto actual.
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