La fatiga inespecífica se ha convertido en un motivo cada vez más común de consulta en Atención Primaria. Según los datos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, la búsqueda de su origen presenta un desafío significativo, ya que puede surgir de diversas causas, y prolongarse en el tiempo. Esta situación requiere atención médica, ya que podría indicar la presencia de afecciones como el síndrome de fatiga crónica o la fibromialgia.
Antonio del Arco, una figura prominente de la Sociedad Española del Dolor, resalta los signos reveladores de esta afección: una incapacidad para comenzar o continuar actividades, acompañada de cansancio físico y mental. Miriam Almirall, reumatóloga, añade que debemos estar alerta cuando el cansancio no se corresponde con la actividad realizada y no mejora con el descanso, lo que se conoce como fatiga no adaptativa.
El tiempo que persiste la fatiga es crucial para su diagnóstico. Del Arco detalla que existen diferentes tipos de fatiga: los agudos, que pueden durar hasta seis meses, y los crónicos, que exceden este periodo. Los síntomas prolongados pueden ser indicativos de enfermedades subyacentes, como la enfermedad renal crónica, insuficiencia cardíaca, diabetes, y trastornos autoinmunes como la artritis reumatoide y el lupus.
El síndrome de fatiga crónica, también conocido como encefalomielitis miálgica, presenta síntomas adicionales como trastornos del sueño, mareos y dolores de cabeza. Por su parte, la fibromialgia se caracteriza por un dolor generalizado sin inflamación articular, con síntomas centrales como alodinia y profunda fatiga.
Estas condiciones, principalmente femeninas, afectan de 10 a 20 veces más a mujeres que a hombres, según estudios de Atención Primaria. La causa exacta sigue siendo desconocida, aunque se sospecha una disfunción en el sistema nervioso central y periférico, así como alteraciones del sistema inmune, factores que diferencian el funcionamiento en hombres y mujeres.
Para mitigar el cansancio, se recomienda atención a la dieta, asegurando un aporte nutricional equilibrado para mantener la fuerza y evitar el desfallecimiento. Un buen patrón de descanso es esencial, ya que una higiene del sueño deficiente puede agravar la fatiga mental. Además, el ejercicio físico regular y de intensidad moderada mejora la resistencia muscular y alivia la sensación de cansancio.
En conclusión, la fatiga crónica y la fibromialgia son condiciones que requieren una comprensión multidisciplinaria y un enfoque personalizado para su manejo. Las investigaciones continúan, en busca de respuestas que permitan un diagnóstico y tratamiento más efectivos para quienes padecen estas enfermedades debilitantes.