Un podenco campanero con una grave malformación en las patas fue abandonado en un chalé tras el rechazo de su dueño. Esta situación marcó el inicio de un camino lleno de desafíos, poniendo al animal en el umbral de la muerte en dos ocasiones y también en la lista para la eutanasia. Sin embargo, la resistencia del perro y su fortuna en encontrar personas que lucharon por él le dieron una segunda oportunidad de vida, evitando un trágico final.
A lo largo de su vida, el podenco enfrentó circunstancias extremas que pusieron a prueba su fuerza y capacidad de recuperación. En un entorno donde la atención y el cuidado eran limitados, la determinación de algunas personas comprometidas con su bienestar fue crucial para que el perro sorteara obstáculos casi insalvables. Estas intervenciones no solo impidieron que fuera eutanasiado, sino que también le permitieron encontrar un entorno más seguro y humano, donde pudo recuperarse y continuar su vida.
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