Alba Vidal y Natalia Pérez, residentes de un pueblo en Bizkaia, han optado por una crianza sin género para su hijo Elur, cuyo nombre fue cuidadosamente seleccionado por ser neutro y en euskera. La pareja defiende una educación que permita a los niños desarrollarse sin estereotipos masculinos o femeninos, ofreciendo al menor la libertad de explorar su identidad sin presiones sociales. Desde temprana edad, Elur se expresa en masculino y femenino, lo que sus madres perciben como una manifestación de su crianza libre. Vidal, activa en redes sociales, comparte sus vivencias y refuta las ideas de que una crianza neutra podría confundir al niño, destacando que esta experiencia más bien proporciona libertad.
La elección de nombres neutros está ganando popularidad entre las familias que buscan desafiar los roles de género tradicionales. Expertos como Aike Martín, de la Federación Estatal LGTBI+, y la educadora María Gijón, subrayan la importancia de no perpetuar estereotipos desde la infancia, aunque advierten que un nombre neutro no garantiza una crianza igualitaria. Gijón destaca la necesidad de enseñar a los niños a identificar estereotipos y fomentar un entorno educativo equitativo. La experiencia de Vidal y Pérez resalta esta tendencia emergente, y la pareja expresa su disposición a continuar esta práctica en su posible expansión familiar futura, con nombres como Blau ya contemplados.
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